En la cornisa pablo olivares perdoname

Indigenous tribals have inhabited Mumbai (Bombay) since the Stone Age. The Kolis and Aagri (a Marathi-Konkani people) were the earliest known settlers of the islands. Between the 2nd century BCE and 10th century CE, the islands came under the control of successive indigenous dynasties: the Satavahanas, Abhiras, Vakatakas, Kalachuris, Konkan Mauryas, Chalukyas, Rashtrakutas, Silharas & Cholas.

Bhima of Mahikavati established a small kingdom in the area during the late 13th century, and brought settlers. The Delhi Sultanate captured the islands in , and they were later passed to the Sultanate of Guzerat from The Treaty of Bassein () between the Portuguese viceroy Nuno da Cunha and Bahadur Shah of Gujarat, placed the islands into Portuguese possession in

The islands suffered the Maratha Invasion of Goa and Bombay, and the Mughal invasions of Konkan () towards the end of 17th century.^{[citation needed&}

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HYPERION

Cantos de Hyperion/1

Dan Simmons

Dan Simmons Título original: Hyperion Traducción: Carlos Gardini © 1989 by Dan Simmons © 1993 Ediciones B, S.A. Calle Rocafort 104 - Barcelona ISBN: 84-406-3874-4 Edición Electrónica: U.L.D. Revisión: abur chocolat R6 08/02

Para Ted

Prólogo En el balcón de su negra nave espacial, el cónsul de Hegemonía tocaba el Preludio en do menor de Rajmaninov en un antiguo pero inmaculado Steinway, mientras grandes y verdes saurios bramaban en los pantanos. Una tormenta avanzaba hacia el norte. Negros nubarrones cubrían el bosque de gimnospermas gigantes mientras los estratocúmulos se elevaban a nueve kilómetros de altura en un cielo violento. Los relámpagos rasgaban el horizonte. Cerca de la nave, formas reptilianas tropezaban con el campo de interdicción, ululaban y se alejaban entre brumas azules. El cónsul se concentró en una parte espinosa del Preludio e ignoró la proximidad de la tormenta y el anochecer. Sonó el receptor ultralínea. El cónsul se detuvo, los dedos aleteando sobre el teclado, y escuchó. Rodaban truenos en el aire denso. En el bosque de gimnospermas aulló una manada de bestias carroñeras. En la oscuridad, un animal de cerebro pequeño chilló su respuesta y calló. El campo de interdicción añadió subtonos sónicos al repentino silencio. La ultralínea sonó de nuevo. —Demonios —masculló el cónsul, y fue a contestar. Mientras el ordenador convertía y decodi